Jennifer Giner nació en Valencia en 1991. Recuerda con cariño el estreno de la película de Disney Hércules en los cines de su ciudad, donde un grupo de mujeres disfrazadas de musas, cantaban las canciones de la película. Esto debió de calar muy en el interior de aquella niña, porque casi treinta años después sigue recordando aquel momento como el inicio de su pasión por la animación, la ilustración y los dioses. Ella misma bromea con que su vida ha sido parecida a la del protagonista de la película, sin mucha ayuda por parte de los dioses y un compañero de vida llamado Víctor, al que cariñosamente se refiere como Filoctetes, que le ha ayudado a llegar a su olimpo personal: hacer de su pasión una profesión.
Estudio Bachillerato Artístico en la Escuela de Artesanos de Valencia, para después estudiar Bellas Artes en la Escuela Politécnica de la misma ciudad. Onironauta de noche e ilustradora de día, lleva trabajando en el mundo de la ilustración desde su época de estudiante, desarrollando su propio ciclo de sueño-vigilia. Reconoce que su artbook J. Giner publicado por GTM Ediciones, un libro recopilación de sus trabajos, fue el inicio de una carrera que no ha parado de crecer desde entonces. Sus últimos trabajos como ilustradora para juegos como Rock Hard de la editorial Devir o Neko Syndicate de la editorial Combo Games, han mezclado sus dos pasiones: dibujar y jugar.
Crudo Prints le propuso como temática El íncubo de Juana.
Esta obra de la autora Jennifer Giner realizada en 2024 es una acuarela de tamaño 31x51cm. La temática aborda el personaje histórico de Juana de Arco.
La historia de Francia no podría ser la misma sin Juana de Arco, una gran heroína y a la cual la religión cristiana ha beatificado tras su muerte. Sin Juana, la historia de Europa habría sido muy diferente ya que gracias a ella los franceses lograron detener a los ingleses que querían hacerse con el poder y expulsarlos de las tierras francesas. Juana fue además una ferviente católica y fue gracias a sus particulares visiones del Arcángel Miguel, de Santa Margarita y de Catalina de Alejandría, que salió de su humilde y analfabeta realidad para realizar el deseo del Señor de derrotar a los ingleses y coronar al verdadero rey de Francia. Juana de Arco es un personaje que evidentemente ha atraído a numerosos artistas pues en ella encontramos historia, misticismo, fantasía medieval, religión... En fin, el caldo de cultivo perfecto para una imaginación tan creativa como la de nuestra artista invitada, Jennifer Giner.
La escena presenta a Juana con armadura y sosteniendo su estandarte, ha sido herida por una flecha. A su espalda el arcángel la rodea con sus brazos mientras sujeta suavemente la cara de Juana para susurrarle unas palabras. Ella parece en trance con la vista perdida y la boca entreabierta, mientras una serpiente está a punto de morderla. Jennifer ha querido representar una de las visiones que tuvo Juana del arcángel San Miguel. Cuenta la historia, que durante la batalla de Orleans, Juana fue herida por una flecha cerca del cuello mientras sujetaba su estandarte, aun así, volvió al campo de batalla, para animar a los soldados antes del asalto final. Su fortaleza y convicción, sirvieron de inspiración, y consiguieron vencer a los ingleses.
Jennifer juega con el espectador para crear una visión que oscila entre lo angelical y lo demoníaco. Numerosos símbolos, como las palabras en la armadura de San Miguel: "Eros" (dios del amor), "Hímero" (dios del deseo erótico) y "Photos" (dios de la pasión y el anhelo), así como la actitud del ángel atrayendo a Juana y sujetándola con actitud lasciva, o la serpiente, símbolo del pecado original, hacen creer que esta visión tiene más que ver con un íncubo que con un ángel, es decir con un diablo que la tienta.
La genialidad de esta obra reside en la gran imaginación de la artista, al haber interpretado el tema de Juana de Arco desde la perspectiva de lo ambivalente, un lugar que hace de esta ilustración muy de su autora, con su sello propio de identidad, nadie más podría haberlo imaginado de esta manera. Además, la riqueza simbólica, con numerosos detalles, referencias históricas y mitológicas, como la técnica compositiva y uso del color son impresionantes y aportan gran profundidad interpretativa. Es sin duda una de las mejores obras que hemos visto de esta artista.
Quienes quieran indagar más en los detalles simbólicos, os dejamos el enlace del hilo que escribió Jennifer Giner analizando la obra aquí.
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